miércoles, 24 de agosto de 2011

Protestas en las redes sociales, un poder que inquieta a gobiernos

Protestas en Turquía contra la censura de Internet, en mayo pasado.
 
Han demostrado ser el medio más efectivo para congregar masas. Su uso se ha propagado en el mundo y se han convertido en herramientas revolucionarias de organizaciones que han logrado tambalear las estructuras de regímenes dictatoriales en Medio Oriente o poner en aprietos a gobiernos de occidente que ahora las ven como una amenaza y ya buscan la forma de censurarlo.

Se trata de las redes sociales Facebook y Twitter, entre otras, nombres que se han vuelto comunes sobre todo entre los jóvenes, por ello el premio Nobel de Química Ahmed Hassan Zewail se refirió a ellos como “los hijos de Facebook”.

En el hecho más reciente, hace dos semanas, miles de jóvenes se contactaron a través de las redes sociales para concentrarse en diversas ciudades del Reino Unido, donde protagonizaron disturbios en una protesta por la muerte de un joven a manos de la policía, que además sacó a la luz problemas sociales de desempleo y pobreza de los habitantes. El hecho se saldó con más de 2.000 detenidos y millonarias pérdidas.

Su poder de convocatoria preocupó tanto al gobierno británico que planteó medidas para bloquear ese servicio.

El descontento social, el desempleo, la pobreza, la exclusión o gobiernos represivos son los motivos que han llevado a las masivas convocatorias a través de internet.

“Así es como le decimos al mundo lo que está pasando”, respondieron jóvenes tunecinos en las revueltas en enero pasado al periodista Peter Beaumont del diario The Guardian. Ellos escribían y colgaban fotos de ellos mismos en Facebook, imágenes de la revolución disponibles para todo el mundo.

“Es innegable la participación de los jóvenes como actores centrales de las protestas, quienes han hecho de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación parte importante de sus movilizaciones”, publicó el sitio web myspace.com que hizo un estudio sobre las protestas en las redes sociales.

La influencia de estas plataformas en las protestas se dio con fuerza a inicios de este año cuando las revoluciones en Medio Oriente ocurrieron como un efecto dominó que comenzó en Túnez, pasó por Egipto y avanzó hacia otros países.

En Túnez los problemas de desempleo y pobreza dieron origen a las revueltas. El caso de un joven que se autoinmoló a fines del 2010, luego de que la policía le confiscara las frutas que vendía de forma ilegal, causó conmoción y desencadenó reacciones que se propagaron en las redes sociales. A las primeras manifestaciones masivas le siguieron brutales represiones de las fuerzas policiales, documentadas y narradas en tiempo real en videos e imágenes reproducidas y diseminadas a través de Facebook, Twitter y YouTube.

Las protestas que dejaron más de 60 muertos culminaron con la salida del dictador Zine Al Abidine Ben Ali, en el poder por más de 20 años.

Inspirados en Túnez, las manifestaciones contagiaron a Argelia y Egipto, donde la revolución saltó de las redes sociales a las calles, que terminó con el gobierno dictatorial de Hosni Mubarak. Aquí las protestas tuvieron origen en la muerte del joven bloguero Khaled Said, en junio del 2010, a manos de la Policía secreta. Convocatorias en Facebook concentraron a cientos de miles de personas.

Estas movilizaciones se extendieron a otro países árabes: Jordania, Libia, Irán, Siria, Barein, Marruecos, Irak, Omán y Yemen e Israel, donde hace dos semanas, más de 300 mil personas convocadas a través de internet se manifestaron contra el gobierno. Mientras en Dubai, la Policía permanece vigilante ante los intentos de organizar protestas y huelgas, a través de Twitter y Facebook.

El éxito de las masivas convocatorias a través de internet saltaron a Occidente, siendo uno de los casos más destacados el de España. Movidos por la situación política, social y económica del país, una ola de citas se fueron integrando desde Facebook, Twitter y páginas web, que dieron origen a extensas concentraciones.

Más de 200 páginas en Facebook llegaron a registrar un número de seguidores superior a los 200.000 usuarios y una intensa actividad en Twitter, con más de 500 mensajes por hora en el tiempo crucial del 15 de mayo, donde surgió el llamado movimiento 15M, según Vipnet360, consultora especializada en social media.

Los desalojos de la policía solo motivaron que las protestas se hicieran más fuertes y con más adeptos.

De España, las protestas se riegan al resto del continente en Reino Unido, Bélgica, Italia y Portugal, entre otros países.

Desde América, el fenómeno del poder de las protestas en las redes sociales ya preocupa a autoridades en Estados Unidos. En la ciudad de Los Ángeles, la policía acusó a un rapero por un tuit que generó un inmanejable aluvión de llamadas a sus números de emergencia y el metro de San Francisco cortó la señal de los celulares para evitar que se propagara una protesta que estaba organizándose a través de las redes sociales.

La semana pasada, el escritor mexicano Carlos Fuentes pidió a los países de América Latina “poner atención, rápido, a los motivos de descontento” que existen en cada una de esas naciones ante la posibilidad de que se repitieran los disturbios de Reino Unido.

Fuentes puso como ejemplo el caso del movimiento estudiantil en Chile, país con el más alto ingreso per cápita, que no logra solucionar el tema educativo. Considera que la violencia desatada en Reino Unido es consecuencia de la existencia de “dos naciones” representadas una por una clase privilegiada, y otra, por gente con cada vez menos oportunidades.

Lo que teme Fuentes ya comienza a cobrar fuerza. Desde el jueves pasado, en Río de Janeiro, un grupo de brasileños está organizando, a través de las redes sociales, una gran manifestación contra la corrupción en Brasil, después de una serie de escándalos en varios ministerios del gobierno de la presidenta Dilma Rousseff.

A organismos como Reporteros Sin Fronteras le preocupa la reacción de los gobiernos y advierte “a las autoridades británicas contra toda medida destinada a cerrar o restringir de manera drástica la utilización de las redes sociales”.

Las redes “han ayudado” a generar una idea de un movimiento que crece, se fortalece, avivando minuto a minuto y en tiempo real los ánimos de protestas. ¿Hubieran ocurrido estas revueltas en Medio Oriente u Occidente, sin las protestas en las redes sociales?, cuestiona el estudio de myspace.com.

Fuente: Universo

lunes, 8 de agosto de 2011

"En Internet la censura tradicional no funciona"


Entrevista a Eric Samson. Coordinador de Periodismo Multimedios

¿Por qué está aquí?

Su experiencia. Francés, 30 años como periodista, Máster en periodismo digital y coordinador de multimedios.

Su punto de vista. Es inviable que un medio verifique la originalidad de un comentario en Internet.

En comparación a otros países, ¿cómo mira en Ecuador la posibilidad de utilizar Internet para generar opinión y debate público?

Ecuador tiene una posición favorable. Reporteros Sin Fronteras publicó en marzo del 2011 el mapa de los países depredadores de Internet. Se trata de naciones como China, Irán, Cuba, Vietnam, Egipto o Uzbekistán, en donde existe un control estricto a los contenidos dentro de la red.

¿De qué forma se instalan estos controles?

La manera más drástica de hacerlo es cerrar la red, esto ocurrió durante las denominadas revoluciones de Facebook y Twitter, cuando en Egipto, el régimen de Mubarak cerró el acceso a Internet durante varios días.

Eso sucedió durante un momento político crítico.

Claro, habían manifestaciones fuertes exigiendo la salida del Régimen, e Internet fue utilizado para difundir ese mensaje

En situaciones políticas tensas, estos nuevos espacios sirven para el activismo y generan crítica ciudadana.

El 2010 vio la consagración de las redes sociales y del papel de la Internet como instrumento de movilización y de difusión de la información. Las redes facilitan la creación de nuevos espacios de debate, que se autorregulan y controlan.

Pero hay gobiernos a los cuales esto no les conviene.

Ahora los gobierno más autoritarios utilizan métodos más suaves para evitar este debate. Por ejemplo, en Irán se baja la velocidad de banda ancha y de este modo la conexión se vuelve lenta.

¿Este deseo de controlar la red se da solo en países con regímenes totalitarios?

No es solamente un problema de países con regímenes dictatoriales, en países como Francia, Italia, Chile, en nombre de la lucha contra la pedofilia y derechos de autor, hay leyes que proponen regular su uso.

Pero es otro enfoque sobre el control de contenidos.

Los Estados tienen la obligación de promover el acceso de Internet a la población y no se puede justificar la interrupción de ese servicio. Si se limita ese acceso, sería para proteger a los ciudadanos de algún mal social.

En el último borrador de la ley de medios, se propuso un proyecto para regular los contenidos y comentarios dentro de la ‘plataforma digital’. ¿Es lo adecuado?

Las Naciones Unidas dicen que los intermediarios de servicios de Internet no deberán ser responsables por los contenidos generados por terceros y tampoco se les debe exigir controlar los contenidos de los usuarios. Sin embargo, los medios, en ningún tipo de plataforma, podrían publicar mensajes que atenten contra menores o llamen a la violencia o racismo.

Pero en una plataforma digital las personas tiene libre acceso y todos deben ser tomados en cuenta.

Los mensajes ofensivos son autorregulados o denunciados por los mismos usuarios. Todos los periódicos regulan en sus páginas web los comentarios.

¿Si hay una regulación del texto desde el lector, la propuesta del legislador Mauro Andino estaba demás?

En ese punto la propuesta no se justifica, los medios solicitan, antes de dejar un mensaje, la dirección de correo y datos de referencia. Pero pedir más a un medio es técnicamente imposible.

¿Solo que envíe la cédula de ciudadanía escaneada...?

Llegar a esos extremos es ridículo. Un medio solicita la información, pero verificarla es complicado e irrealista.

¿Se estaría también atentando contra la posibilidad de guardar anonimato, por el temor a las represalias?

En los regímenes donde hay dictaduras, el anonimato es una fuente de protección para que la gente pueda ejercer algo de la libertad de expresión. En el país, la situación de la Justicia genera un temor legítimo y la gente tiene el derecho al anonimato.

¿Cuáles serían los riesgos para un gobierno?

En Internet los mecanismos tradicionales de censura no funcionan. Por eso, los regímenes temen esta nueva plataforma.

Fuente: El Comercio