lunes, 25 de abril de 2011

Un salto político con red

Arriba a la izquierda, Wael Ghonim, el directivo de Google que convocó 'online' la protesta egipcia, y el 'tweet' en que saludaba el triunfo de la revuelta. A la derecha, el bloguero chino Isaac Mao. Abajo a la izquierda, Claudia Cadelo, una de las voces más seguidas de la blogosfera cubana y la activista rusa Marina Litvinovich, azote del Kremlin.


La revuelta egipcia evidenció el poder de internet como arma de movilización social

Pocos imaginaban hace escasos meses el sentido que podría llegar a cobrar a nivel político la ya manida expresión "internet lo cambia todo".

La revuelta democrática en el mundo árabe ha puesto más que nunca de manifiesto el enorme potencial de la red como herramienta de movilización social. Las protestas en Túnez o Egipto, y la arriesgada lucha por los derechos humanos en China, Rusia o Cuba son ejemplos de campos de batalla adversos pero fértiles para que surjan audaces activistas políticos.

Una generación que ha encontrado en internet el arma perfecta para desafiar las restricciones a la libertad de expresión en sus países. Voces dispuestas a reivindicar el sentido esencial de la actividad política, demostrando que el liderazgo puede y debe ser puesto al servicio de la sociedad.

Y aunque algunas de estas batallas parecen perdidas de antemano, milagros de aún incierto desenlace como la caída de Hosni Mubarak en Egipto demuestran que, a veces, sólo hace falta que alguien prenda la mecha para que nos demos cuenta de que la voluntad popular cohesionada resulta imparable.

Wael Ghonim. Egipto

Sería absurdo atribuir a una sola persona el mérito de una revuelta como la egipcia. Pero sería también injusto no reconocer el determinante papel de Wael Ghonim en la convocatoria online de la protesta del 25 de enero, que terminó a los 18 días con un régimen de 23 años.

El jefe de marketing de Google para Oriente Próximo y Norte de África incubó la revuelta a través de la página de Facebook Todos somos Jaled Said, un homenaje al bloguero de 28 años muerto a manos de la policía secreta egipcia.

No obstante, Ghonim siempre ha tirado de modestia en sus declaraciones. "Nuestra revolución es como la Wikipedia. Todo el mundo contribuye en su contenido aunque no sepamos sus nombres. La Revolución 2.0 es exactamente lo mismo. Juntos dibujamos esta revolución en la que no hay héroes", explicó a la CBS.

Pero no fue internet lo que convirtió a este treintañero en el rostro visible de la oposición y le dio fama mundial. Al ser liberado tras pasar 11 días detenido en pleno auge de las protestas, su emotiva aparición televisiva, llorando por los jóvenes muertos en la revolución que había contribuido a iniciar, evidenció que la capacidad de impacto de la pequeña pantalla sigue siendo insuperable.

Isaac Mao. China

El principio de unidad del que habla Ghonim es el mismo sobre el que lleva años teorizando Isaac Mao, considerado el primer bloguero de China. Este arquitecto de software, conocido por su carta abierta a Google en que criticaba al gigante de internet por plegarse al sistema de censura del gigante asiático, es el padre del sharism o compartismo.

Utilizando conceptos de la neurología, Mao parte de la idea de que compartir está en la naturaleza humana, y defiende que gracias a la red el conocimiento estará al alcance de todos. "Cuanto menos compartes, menos poder tienes", afirma el joven cuyo blog tuvo que exiliarse a un servidor extranjero tras criticar el sistema de censura más sofisticado del mundo.

Mao sigue muy de cerca la revuelta en el mundo árabe y cree que la revolución llegará a su país en forma de un cambio de mentalidad de sus líderes.

Marina Litvinovich. Rusia

La veinteañera que en 2001 le explicaba a Vladimir Putin qué era eso de internet se ha acabado convirtiendo en una de las más feroces críticas del líder ruso.

Tras una fulgurante carrera en la consultoría política, Marina Litvinovich es hoy una de las blogueras rusas más influyentes e implacables con los excesos del Kremlin en el "simulacro de democracia" -como lo calificó hace poco Mijail Gorbachov- en que ha convertido el país la era Putin-Medvedev.

Litvinovich ha participado en la creación de varios diarios online así como de la web para dar a conocer su incómoda investigación de la crisis de rehenes de Beslan en 2004, en que el polémico asalto de las fuerzas de seguridad provocó la masacre de 300 personas, más de la mitad niños.Un esfuerzo que los poco familiarizados con el alfabeto cirílico podemos conocer gracias a los sistemas de traducción que incorporan algunos navegadores.

Al igual que la malograda Anna Politkovskaya, Litvinovich ha denunciado también la brutalidad de Moscú en el Cáucaso. Por ahora, ni las detenciones por participar en protestas opositoras ni la misteriosa paliza que sufrió en 2006 han logrado amedrentarla en su lucha contra los abusos de la oligarquía rusa.

La revolución que inquieta a la Revolución 

La fuerza de internet inquieta al anquilosado Gobierno cubano. Lo descoloca. En un primer momento, el régimen de los Castro optó por la censura a la vieja usanza ante la proliferación de blogs en que la disidencia halló vías de expresión inimaginables en los medios convencionales.

Una treintena de blogueros, como la irreductible Yoani Sánchez o la joven Claudia Cadelo, han encontrado en internet una ventana al mundo en que el mero retrato de la cotidianidad se convierte en la más demoledora crítica a un sistema que oprime y mantiene a su pueblo en la miseria.

El régimen trata ahora de contrarrestar el fenómeno inundando la red con blogs cuya retórica revolucionaria es a menudo muy agresiva.

También resulta sintomática la condena del Tribunal Provincial de La Habana del contratista estadounidense Alan Gross a 15 años de prisión, por su participación en un "proyecto subversivo de Washington contra Cuba". Según EE UU, Gross simplemente trataba de facilitar el acceso a internet a la pequeña comunidad judía de la isla.

El próximo julio, cuando se complete la conexión mediante fibra óptica entre Cuba y Venezuela, se multiplicará por 3.000 la capacidad de acceso a internet. Irónicamente, la Revolución 2.0 podría llegar a la isla a través de la hermana república chavista.

Marcel Llevat

Fuente: ADN

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