jueves, 8 de septiembre de 2011

Redes sociales: no culpar al mensajero

Egipto

Está creando un mal ejemplo para países como China, dicen activistas pro derechos humanos. La respuesta de Gran Bretaña a los incidentes del mes pasado –una propuesta de tomar medidas drásticas contra redes sociales y telecomunicaciones modernas- causó un rechazo generalizado. ¿Se trata de un ataque a la democracia? ¿Una medida desesperada por parte de un político acosado? ¿O es una respuesta razonable?

Cuando el primer ministro británico David Cameron se dirigió al Parlamento después de los disturbios del mes pasado culpó a Facebook, Twitter y RIM (el fabricante de Blackberry) por los contenidos en sus mensajes. Dijo que determinada gente debía ser expulsada de las redes sociales por sospecha de incitación a la violencia. Su llamado al cierre temporal de las comunicaciones fue inédito en Occidente.

Repensar la democracia

La prensa china, controlada por el Estado, estaba encantada, calificándola de una medida audaz y advirtiendo a los países en desarrollo ante una “adoración ciega por la democracia occidental”. El llamado a aquellos chinos que “abogan por un desarrollo ilimitado de internet” a que “se lo piensen dos veces” fue especialmente llamativo.

Por supuesto que Cameron no estaba esperando la aprobación de China. ¿Tomar medidas drásticas contra las redes sociales? ¿Las mismas herramientas que permitieron al pueblo egipcio librarse de Mubarak?

Las críticas a Cameron fueron fuertes en Holanda, el primer país que les aseguró por ley a los usuarios el acceso a internet. “Primero que nada, cerrando las redes de comunicación no evita el descontento social”, argumenta Ot van Daalen, activista por los derechos de internet de Bits of Freedom.

Según Van Daalen, si se observa el levantamiento en Egipto o los disturbios raciales en Los Ángeles después del juicio en el que los policías que propinaron una brutal golpiza a Rodney King en 1992 fueron absueltos, ambos hechos fueron tan graves como los ocurridos en el Reino Unido la pasada semana. Cuando golpearon a Rodney King no existía internet todavía, y en Egipto internet fue clausurado pero los incidentes continuaron. Es decir, no hay una conexión directa.

Van Daalen considera que las autoridades deberían tomar medidas que no afectaran a los ciudadanos respetuosos de la ley, y dejar intactas la privacidad y la libertad de información. ¿Un buen ejemplo? “Monitorear los mensajes de Twitter o controlar el tráfico por internet, por orden judicial, en el caso de sospechosos criminales, pero no cortar toda la red.”

Discusión realista

El político socialdemócrata holandés Diederik Samson, no está de acuerdo con los activistas. Contrariamente a la opinión de su propio partido, Samson publicó un “tweet” ampliamente difundido apoyando el cierre local de Ping, el servicio de mensajes gratuito de Blackberry, durante los disturbios callejeros. Internet ahora ha crecido, argumentó, de modo que ya es hora de llevar a cabo una discusión realista sobre orden público y seguridad.

Llamados como éste causaron sorpresa a expertos de seguridad. No porque contravinieran derechos civiles sino porque revelan una gran ignorancia sobre la tecnología. El mensajero de Blackberry, supuestamente el método favorito de los revoltosos para enviar mensajes en clave, es en realidad muy fácil de detectar, dice el investigador de seguridad Ross Anderson de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido. En otras palabras, no hay necesidad de prohibirlo.

Medidas irrelevantes

Entonces ¿por qué Cameron y Samson culpan al mensajero? Según Anderson, “los políticos de todo el mundo sienten la necesidad de aparecer como haciendo algo” tomando iniciativas que son “poco prácticas e irrelevantes y que serán olvidadas al día siguiente”.

Compara el accionar del primer ministro británico con el de la rechazada ley francesa anti piratería de internet que permite a las autoridades prohibir el uso de internet a personas que bajen programas ilegalmente. Es parte de un creciente desprecio por los derechos judiciales en Europa Occidental, dice Anderson.

“Varios países de Europa Occidental tienen una historia lamentable. Francia con su ley anti piratería y Dinamarca con su propuesta para una realmente vigorosa censura de internet, se están poniendo del lado de China con su actitud. Y Gran Bretaña está dando muestras de querer unirse a los franceses, los daneses, los chinos y los iraníes.”

Según Anderson, EE.UU. se destaca como defensor del derecho que otorga la Constitución a la libertad de expresión. Sin embargo, su comparación entre las medidas europeas y las políticas chinas es enérgicamente rechazada por Courtney Radsch, de la Freedom House, una instancia contralora pro democracia que opera en Washington.

“En Gran Bretaña están discutiendo acerca del derecho a cerrar determinadas redes sociales específicas, pero lo hacen dentro de un contexto democrático donde la gente puede expresar sus opiniones acerca de si el gobierno tiene o no la autoridad para hacerlo. Ahí es donde radica la diferencia fundamental con países como China, Birmania o Cuba, donde se aplican fuertes restricciones a la libertad de expresión y la tecnología de información.”

Radsch puntualiza que lo que se ha venido discutiendo en Londres, son medidas específicas y temporales para enfrentar una amenaza inminente de violencia. Y eso, dice, está muy lejos de ser Egipto durante el levantamiento en la Plaza Tahir, cuando toda la red de comunicaciones de la nación fue cortada.


Por Robert Chesal

Fuente: RNW 

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